La principal diferencia que podemos encontrar entre el judo convencional y el judo paralímpico es que en este, los rivales comienzan a pelear ya agarrados por las solapas, para compensar así la discapacidad visual. Además, las indicaciones del árbitro también varían debido a que en esta modalidad no son gestuales sino sonoras.
La introducción del judo en el programa paralímpico se produjo en las paralimpíadas de Seúl de 1988 en el caso de las categorías masculinas y en las de Atenas 2004 para las categorías femeninas. Actualmente, los hombres se disputan hasta siete medallas de oro en función del peso y las mujeres seis.